DIEZ REGLAS BÁSICAS PARA LA LIMPIEZA Y EL MANTENIMIENTO DE SUELOS
Un sencillo decálogo de sugerencias pensado para ayudarle en el cuidado y mantenimiento diario del suelo. Fruto de la práctica diaria y la experiencia recogida en el desempeño de nuestro oficio
como pulidores de suelos.
Podemos anticiparle que no ha de encontrar extravagantes recomendaciones ni
milagrosas soluciones, únicamente pautas rebosantes de sentido común
que han demostrado sobradamente a lo largo del tiempo su eficacia y
acierto.
El contenido está dividido tomando en cuenta dos tipos de acciones, preventivas unas y disuasorias las otras, y concebidas ambas, para aplicarse en suelos susceptibles de ser pulidos y
abrillantados: madera y piedra natural.
Medidas preventivas
1. PROTEGER ZONAS SENSIBLES AL ROZAMIENTO Y EL DESGASTE CONTINUADOS
Áreas localmente afectadas por el continuo desplazamiento de sillas o sillones de escritorio
equipados con ruedas, que acaban produciendo en el suelo asperezas
erosivas que arruinaran su aspecto y brillo. Para esto, resulta una medida
de gran utilidad colocar sobre los lugares de deslizamiento esterillas de PVC, satinadas o transparentes. Estas últimas con un limitado impacto estético
sobre la estancia.
2. EVITAR EN LO POSIBLE CAMINAR DESCALZOS POR EL SUELO
La idea se nos pueda antojar algo peregrina. Pero lo cierto es que pies y
manos retienen una humedad residual constante
en grado relativo según cada persona. Conocido como trasudor ecrino es de
composición principalmente acidulada, y por lo mismo, susceptible de
malograr el suelo. Su presencia deja sentirse especialmente en los laterales que rodean las camas por tratarse de lugares en los que es frecuentemente pisar descalzo. Como
es obvio, usar zapatillas es la solución al problema.
3. UTILIZAR SIEMPRE PROTECTORES DE CONTACTO EN SILLAS Y MESAS
Aunque sobradamente conocidos y utilizados en la mayoría de hogares
como medidas preventivas de probado éxito contra rayaduras y abrasiones superficiales. Su efectividad puede verse eventualmente comprometida de no acudir con
cierta regularidad a comprobar el estado de las gomas o fieltros
utilizados al efecto. Lo perecedero del producto y su singular ubicación
de trabajo no hace infrecuente que puedan acabar despegados o maltrechos.
y por lo tanto con un rendimiento precario de sus funciones.
4. LAS ALFOMBRAS DEBERÍAN RETIRARSE REGULARMENTE
Al objeto de prevenir futuras opacidades o veladuras de contraste,
-cambios producidos en el tono del suelo por oscurecimiento de las
zonas que ocupan las alfombras- un efecto poco conocido y apenas tenido en
cuenta como resultado de la falta de luz y del paso de aire
circulante sobre estas áreas. Para sortear sus daños se hace necesario
establecer una rutina que permita asolear y airear las zonas
afectadas, retirando regularmente las alfombras de su sitio con el fin
de evitar o corregir sus consecuencias.
5. LAS ALFOMBRILLAS DE COCINA UNA PROTECCIÓN IMPRESCINDIBLE
Si hay un lugar con requerimientos de protección extrema en cualquier
casa este sería, a no dudarlo, la cocina. Las alfombrillas son la forma más segura y eficiente
para mantener a salvo los suelos
de las consecuencias operatorias que concita su espacio. Actividades
como fregar y, particularmente, cocinar son tareas que propician gran
parte de todas las acciones de limpieza que se llevan acabo dentro del
hogar, preservar en lo posible las zonas más expuestas
contribuye a reducir significativamente el número y alcance de estas
acciones.
Medidas disuasorias
6. EL FREGADO DEL SUELO SERÁ SIEMPRE EN HÚMEDO, NUNCA EN
MOJADO
En superficies naturales como la madera y la piedra es la diferencia que media entre tratar, o maltratar un suelo. Nunca debería abusarse del número de fregados. Agua ligeramente templada provista de una pequeña dosis de jabón neutro -aunque el fregado solo con agua debería ser lo habitual- y la fregona lo suficientemente escurrida como para lograr de ella un efecto húmedo de bayeta con gran capacidad de remoción seran las mejores herramientas de éxito para la conservación del brillo y el cuidado del suelo.
7. MOPEAR EL SUELO TANTAS VECES COMO SE ESTIME
NECESARIO
El utillaje estrella y, con diferencia, la mejor aliada para el mantenimiento de suelos
en seco. Magnífica para retirar el polvo antes del fregado y una
excelente lustradora manual capaz de potenciar el brillo del suelo
una vez fregado y bien seco. Con motivo de realizarse algún
encerado ocasional resulta la herramienta perfecta para
transferir al suelo resultados de gran finura y sedosidad. Por
estas, y algunas otras razones, recomendamos
su uso diario sin ningún tipo de restricciones.
Recuerde, poca agua y mucha mopa.
8. COMO ACTUAR FRENTE A MANCHAS Y VERTIDOS ACCIDENTALES
La medida ideal para atajar cualquier tipo de mancha será
siempre una respuesta rápida y sincrónica sobre la misma. Sobrepasada la posibilidad de actuar con inmediatez, las
opciones para hacerlo con un cierto grado de prudencia se
reducen al empleo de una bayeta húmeda, agua y jabón neutro. Sólo dentro de este estrecho margen de acción puede
considerarse seguro desmanchar una superficie sin dañarla.
Evite convertir el remedio en enfermedad. Si ha logrado
neutralizar la mancha con esta acción, enhorabuena. En caso
contrario, debería aceptar el resultado logrado hasta ese
momento o pedir consejo profesional.
9. MANTENIMIENTOS DE PULIDO Y ABRILLANTADO PARA SUELOS
Cada suelo cuenta una historia diferente y cada una de ellas
es acreedora de un calendario distinto de intervenciones fijas destinadas a restablecer los
atributos de los que haya podido ir despojándose el suelo
con el paso del tiempo.
Suelos con un mantenimiento apropiado pueden llegar a
alcanzar, sin mayores dificultades, una década de vida útil
en un óptimo estado. De la misma forma que otros mostrarán
signos prematuros de deterioro en muy cortos espacios de
tiempo como consecuencia de un manifiesto maltrato o el
deficiente cuidado. Es la ausencia de brillo y el deterioro
estructural evidente lo que hacen recomendable el pulido y
abrillantado.
10. CUÁL ES LA MEJOR FORMA DE LIMPIAR UN SUELO
ABRILLANTADO
Deberíamos diferenciar entre limpieza profunda y
conservadora. La primera, de naturaleza desincrustante y
agresiva, la segunda, más orientada a mantener y conservar a partir de una situación de limpieza
preexistente como la que puede ofrecerse con ocasión del pulido y abrillantado de un suelo.
Los abrillantados requieren de limpiezas poco o nada
intrusivas, por eso el agua clara es su mejor aliada, y si
precisáramos deterger la superficie nada más a propósito e inocuo que un chorrito de gel baño en el agua. Sí, gel de baño, si su piel lo agradece la del suelo,
que es su abrillantado, también lo hará y los más importante
se lo retribuirá en durabilidad y aspecto.
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